lunes, 27 de julio de 2009

Votar en 1906

Testimonio de una Novela

Las practicas electorales agentinas, en la época de lo que Yrigoyen llamo "el régimen falaz y descreído", aparecen no solo documentasen diarios de la epoca y en notas y observaciones de viajeros, sino aunen la novela. En 1906, Enrrique E. Rivarola publico en La Plata su novela Meñique en la que traza este cuadro de la elección:

"Había elecciones; y por mucho que paresca mentira a quien no conozca nuestras costumbres nacionales, el ejercicio del sufragio, del libre sufragio universal, es, por si solo, capaz de ahuyentar, no solo a la gente timorata, sino también a la medianamente prudente.

Por otra parte, la elección en EL PALOMAR se presento algo vidriosa. En los últimos tiempos se había organizado en toda la sección electoral un llamado Partido Popular que se preparaba a sostener la lista con todo su brío; y los distintos bandos se miraban con sorda animosidad.
Palomar, el tranquilo Palomar, estaba sobre un volcán y las palomas convertidas en buitres.

Las mesas se instalaron a hora reglamentaria y sin mayores tropiezos. El partido ultraprogresista representádo en el atrio por los candidatos Alvarado y meñique, investidos con el cargo de Fiscales, contaba con la mayoría de los escrutadores y había obtenido para uno de los afiliados la mayoría del comicio.

La policía había dado conveniente colocación a los dos bandos que debían disputarse el triunfo; pero se temía que lo desigual trajera algún alboroto.

Ocupaban los ultraprogresistas un corralón, a una cuadra de la iglesia, hacia el oeste; los populares, un terreno baldio a la misma distancia, hacia el sud. En el corralón ultraprogresista habiase improvisado una carpa a cuya sombra tenia su mesa el escribiente encargado de suministrar las boletas a los sufragantes. Era el escribiente un sujeto de 40 años mas o menos, algo crespo, algo oscuro, algo calvo, un tanto tartamudo y muy inquieto. Se reconocía en el un hombre avezado a las lides de la democracia.

- Che ñato Flores; gritaba, toma esta boleta. Sos Francisco Grita, de treinta y cinco años, abogado y vivís en la quinta de la Magnolia. No te vas a olvidar y hacer alguna barbaridad. Acordate bien la edad.

- ¡Barbaridad!- decía el Ñato; y pa que soy abogao!

- ¡Aquí Pedro Sosa! ¿Cuantas veces has votado? ¿Dos nada mas?! ... Toma la boleta de Domingo Andrade y vota otra vez; pero cambiate el saco si quiera, o ponételo con el forro para afuera.

- Ya me lo he puesto de todos lados, pero no hace falta. En la mesa todos son amigos y aunque el fiscal del popular protesta no hacen mas caso de la protesta que de un rebuzno. Para salvar las apariencias, voy a cambiar de sombrero con algún compadre.

entre tanto en la esquina un grupo de seis sufragantes, dispuestos a votar por si y por otros, para que no se les dijera que había indiferencia y abandono de los deberes cívicos, esperaba el turno y tan pronto como se encaminaban al atrio, eran reemplazados por otro grupo.

En el sitio ocupado por los populares, reinaba la misma animación. La gente era obsequiada con asado y empanadas. Un barril de vino completaba la fiesta.

En este grupo que no contaba con el socorrido recurso de las mesas, se escogía a los realmente inscriptos para mandarlos al atrio, en primer termino y solo a falta de votos verdaderos iban los falsos en los grupos sufragantes; pero las mesas rechazaban indistintamente malos y buenos sin mayor examen.

- Usted no es el doctor Nestor French- decía el presidente de la mesa a un sufragante, un negro compadrito, de gran trompa y sombrero a los ojos.

- Si! enfermese no mas y vera si soy doctor!

- ¡Basta¡ Mandese mudar o va preso!

Y el negro daba media vuelta y decía aun, batiéndose en retirada:

- ¡Que no soy doctor! ¡¿ Y que soy entonces.....?!

La parcialidad de las mesas en algunos casos, y los abusos de los ultraprogresistas, que disponían de todos los elementos de la acción, daban lugar a continuas y agrias disputas. Uno de los fiscales del partido del partido popular fue conducido a la comisaria, después de una acalorada discusión a propósito del rechazo injustificable de un voto. Dos o tres sufragantes cuyo domicilio no coincidió con los del padrón e insistieron en que eran verdaderos y legítimos ciudadanos inscriptos, fueron a hacer compañía al fiscal.

era mas o menos la una de la tarde. El calor del sol que a esa hora se hacia sentir con mas vigor, enardecía los ánimos y el libre ejercicio del sufragio amenazaba convertirse en una de palos y cuchilladas"


Este pequeño fragmento fue sacado de la revista "Todo es Historia" de marzo de 1973

Por este relato vayan a : Que equipo! que hay una cita real a lo que sucedia en las votaciones.

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